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domingo, 11 de julio de 2010

El Buscador- Capitulo 1: Una Tarde de Otoño


Una Tarde de Otoño


Toc, Toc, Toc. Protestó la puerta furiosa.
Rayos. Pensé.
Me levanté tratando de actuar un buen bostezo y luego se escuchó una vez mas. Toc, Toc, Toc. Como irritaba ese maldito cartero. Siempre tan impaciente. Al abrir la puerta unos anteojos me recivieron con sorpresa.
-Hola Tom- saludó con la mano.
-Que tal Charlie. ¿Que me traes hoy?
Extendió el paquete y lo acepté envolviéndole la falsa sonrisa. Luego puse el paquete a un lado -en una mesita  ratona al lado de la puerta- para tener las manos libres y poder firmarle aquellas estúpidas formas. 
Al finalizar le entregué las formas firmadas y nos despedimos con una leve sonrisa. 
Tomé el paquete y lo tiré en el tacho de basura. Luego me volví al sofá para seguir pensando en alguna forma de volver a traer a Susan nuevamente. Como ella era vampiro, seguramente no estaba ni en el infierno ni en el paraíso. En algún lugar intermedio... Observé mi muñeca, en donde Susan puso sus últimos alientos de "vida".
Tomé la chaqueta con la bufanda y luego tomé las llaves que estaban colgadas al lado de la puerta. Cerré la puerta a mis espaldas y luego dí media vuelta a la cerradura y me metí la llave en el bolsillo derecho de la chaqueta.
El otoño me traía tantos recuerdos... desde mi vida hasta mi "casi vida"... En el otoño empezó todo, conocí a Susan, me enamoré de ella, le propuse matrimonio y luego ella muere entre mis brazos. ¿Que podría ser peor que ver a una persona tan importante morir entre tus brazos incapaz de hacer nada para salvarle?  
Una fría briza atravesó mis risos mientras aquellos revoloteaban en el aire jugueteando con algunas ojas que volaban finas y libres por los aires.
Miré al cielo atardecido y vi las nubes, tan esponjosas y  blancas como aquella sonrisa de aquella mujer que tanto amaba y amo. De alguna forma extrañaba ser humano, mis latidos,  el comer comida y el tener a Susan...
Me vi interrumpido cuando una joven y yo chocamos repentinamente. La chica tal impacto empezó a caer de espalda pero justo la sostuve de la muñeca. Ella me miró sorprendida mientras que yo solo le miraba sus libros caídos por todo el suelo. Finalmente se paró y empezó a recoger sus libros, yo me agaché para ayudarle con las hojas caídas del folio. 
-Lo siento-me susurró- venía distraída y ...
-No te disculpes, yo también venía distraído.
Vi las hojas rápidamente y supe que ella estaba terminando la universidad. ¿cuantos años tendría? ¿unos 20? o algunos más... Parecía bastante joven.
Le dí las hojas y luego finalmente me mostró su rostro, casi me caigo de espalda por el impacto. Ella... Ella era... No, era ¡imposible!
-Susan-susurré.
-¿Disculpa?-dijo inocentemente.
Me paré de un tirón y le extendí la mano para que se levantase, ella la aceptó tímidamente. Ella era su misma imagen, cabello rubio y rizado, pálida, labios perfectamente detallados tan finos, y su expresión de sorpresa era la misma.
-¿No me recuerdas?-le pregunté desesperado.
Ella me miró con extrañeza y luego apartó la mirada. ¿Porque rayos no me recordaba? ¿Acaso era su reencarnación? no, era imposible, la mitad de mi "vida" eh estado leyendo de eso pero nada  importante... Todas eran puras estupideces.
-¿Recordarte?-susurró- ¿te conozco?
Soy un idiota, no mucho mas que un idiota. ¡Un descerebrado! Pensé.
-¿Eh?, ah no discúlpame es que pensaba en algo-algo muy importante, quise agregar, pero ¿para que? ¿Para que me creyera mas estúpido? pero... ¿desde cuando me importaba lo que alguien piense de mi?
La miré fijamente y luego me dí cuenta que ella no era Susan, no, Susan no era tan tímida, Susan no se sonrojaba tan fácilmente y en especial Susan solía enojarse cuando alguien se la llevaba por delante.
-Disculpe-susurró y se dio la vuelta.
-Espera-susurré contra mi voluntad ¿Porque rayos lo había dicho? ¿que le diría?
Aquella se dio la vuelta y luego me contempló a los ojos. Sus ojos eran verde agua como los de la mujer que amo. Me sumergí sin pensarlo dos veces en ellos.  Al darme cuenta de que ella se estaba sintiendo incomoda, esperando mi respuesta respiré hondo y cerré por un instante los ojos.
-¿Puedo saber hacia donde te diriges?-pregunté tranquilo.
-Hacia mi casa... queda algo lejos. Pensaba caminar un poco.
Le sonreí.
-¿Si queda lejos porque vas caminando?
Ella se rio suavemente y luego se puso colorada. Bajó la vista y luego me miró a los ojos, y finalmente pude verle su rostro completo. Su rostro ruborizado le quedaba tan tierno. 
-Me eh olvidado la billetera en un café, cuando me dí cuenta que no estaba salí corriendo a buscarle  pero-hizo una risa diminuta- ya no estaba. Y como no tengo auto tenía planeado buscar un trasporte pero... ¿que se le va a hacer?
-Déjeme que le pida trasporte, si no le importa que le acompañe- dije si pensarlo.
-Ah... muchas gracias pero... -se le empezaron a caer los papeles nuevamente y con un rápido movimiento se los tomé para que ella estuviera tranquila- gracias-se sonrojó- me gustaría que me acompañes pero... cuando pueda te devolveré lo que me prestaste. 
Reí.
-No te preocupes, no hace falta.-le sonreí.




-Muchas gracias, la verdad es que no sé como pagarte-susurró.
Estábamos ya en la puerta del edificio. Era blanco con la planta baja llena de grandes y lujosas ventanas. El edificio tenía como mínimo 10 pisos. Todos bien decorados con las ventanas de borde blanco y de tamaño medio.
La puerta principal era puro vidrio finó y delicado como una hoja de papel. y a sus alrededores externos había miles de rosas bancas y rojas, todas realmente hermosas. Y una gran fuente de una mujer con una toga, con el cabello recogido con una pequeña cinta que daba efecto de que el viento la  flameaba . A su alrededor había había flores de cerezo. Era como una mansión.
-No fue nada, la verdad fue divertido.
Ella rió tímidamente.
-Tienes razón.
-Bueno... me toca irme, un placer conocerte... Sunny. 





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