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domingo, 15 de agosto de 2010

Ocaso-Capitulo 11: Un amigo

Capitulo 11
Un amigo

Estaba vastante cansada, mis pies no daban mas y no me importaba ya que... fue una de las mejores noches de mi vida. Ya que Marcos en un momento volvió y nos quedamos juntos toda la noche en su departamento. Estabamos tan juntos, nuestras manos entrelazadas y nuetros cuerpos calentandose uno al lado del otro. Claro ya que vimos peliculas toda la noche, sangrientas... llenas de sangre y ni un solo beso. 
Laslagrimas se me caían del cansancio, en un momento empecé a preguntarme su estaría bien dormirme en el bosque. No. Tenía que llegar a casa. 
El camino hacia mi casa me resultó eterno, pero finalmente lo logré, a pesar de la lluvia, a pesar del barro lo logré. 
Al cruzar la puerta de mi casa lo promero que hice fue sentarme en el sillón y cabecear estaba apunto de quedarme profundamente dormida. Mis párpados casi llegaron a tocarse.
-¡ELENA!-el grito foraz de mi padre fue tan alto que hasta creia que mis tios abuelos y abuelos le abrían escuchado.
Salté aterrorizada y luego condundida empecé a buscar donde estaba en insendio, pero con lo unico que me encontré fue con una verción de mi padre completamente furioso. Este estaba en frente mio con la frente hecha humo al igual que su pasiencia hacia mi. Sin mas remedio parpadee varias veces para no quedarme dormida.
-¿Donde rayos te habias metido?-casi me gritó. 
Sonreí y luego me reí como estúpida.
-¿Que te da tanta gracia? ¡estuvimos preocupados por ti!
-Eso no es lo importante papá, lo importante es que comprendí.
-¿Comprendiste que?-dijo tratando de calmarce.
-Que no me odias, que me tienes que tratar como otra mas de la manada. Que no puedes defenderme como a tu hija.
Mi padre parecía tener la felicidad en el rostro. Luego me examinó con la mirada y finalmente se pellizcó para saber si esto era reál. 
Parecía no poder sacar ni la mas minima palabra hasta que... pensé que su cuento acabaría pronto.
-Waw, Elena, eso es ... muy maduro de tu parte-dijo sorprendido, como si nunca usase esa palabra conmigo- realmente estoy orgulloso.
-Y yo entendí tambien, que devo coperar en eso. Así que no te trataré como mi padre a partir de ahora... Al menos en los entrenamientos- su cara de felicidad se fundio para trasformarse en una de preocupación y algo de miedo.-A partir de ahora no me preocuparé por que me castigarás o no por lo que hago o dejo de hacer en face, contando los entrenamientos. Así que te veo en la plactica de hoy amigo-le dí un puñetazo amistoso en el hombro.
Caminéa mi habitación para dormir tranquilamente. Pero una sombra se atravesó en mi camino, ho genial, E.J.
-Y... Cuentanos Elena, ¿donde estuviste a noche? 
-Como tu cada noche, E.J, con un amigo.


Edward Jacob Cullen Black

Ya era tarde, y creo que ella ya se me habia adelantado, que vergonzoso, se supone que son las chicas las que se retrasan. Lo peor era que no tenía excusa. 
Seguí corriendo con todo lo que me daba, fue muy complicado no caerme ya que eran como las tres de la madrugada y estaba torpe por el sueño, también por la obscuridad que me rodeaba. Me choqué con bastantes cosas, ramas, arbustos y en la mayoría de los casos árboles.
NO veía la hora de llegar y abrazarla como cada noche, Claire, su nombre resonaba en mi cabeza y mi corazón latía con mas ferocidad con tan solo recordarla. Ella tan bella con sus pantalones de vaqueros con su camisa blanca tres cuartos. Mi universo se desvanecía con tan solo mirarla a los ojos, con tan solo recordar su sonrisa...
Una tierna mirada me detuvo, ya no había mas obscuridad, era como si el amanecer hubiera nacido desde el horizonte. La gravedad ya no me tenía, o al menos eso sentía, todo se torno nuevamente al día.
Caminé hacia ella y luego la estreché contra mi y la abracé, ella era tan cálida, tan hermosa... 
-Perdón, ¿me retrasé?-pregunté embobado.
Ella levantó la cabeza para mirarme a la cara.
-No, yo me adelanté-mintió sonriendo.
 Sonreí y luego empecé a hacerle cosquillas en las costillas. Ella se apartó de mi a carcajadas y yo me moví rápidamente para seguir haciéndola reír.
-Vasta vasta-dijo sonriendo, tratando de tomar aire de las carcajadas.
Su risa era como música para mi.






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