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domingo, 14 de marzo de 2010

Diario de un Vampiro- Capitulo 5

Capitulo 6 “Interrogatorio”

Era uno de esos días en los cuales haría frío. Mejor así. No sabía a dónde iríamos pero quería estar cómoda por las dudas. Finalmente, opté por unos vaqueros claros, unas botas marrones, una musculosa y un gran abrigo. Antes de lo que pensé Steban tocó la puerta.

Steban me paso a buscar a casa a la hora que dijimos. Salude a mis “tíos” y luego fui con el. Estuvimos en silencio durante todo el viaje, me pregunte si algún día podríamos ser algo as que amigos. Estaciono en una zona casi desierta y luego me dijo;

-¿Te parece que vallamos caminando?-dijo al fin.

-No hay problema-aseguré.

Él era tan guapo. Tenía unos jeans gastados y una campera negra. Al menos eso es lo que pude ver. Caminamos un rato, tanto que parecía que pasaban horas desde que salimos del coche. NO estaba cansada ni mucho menos arrepentida pero tenía mucha sed. Bastante. Llegamos a una casa pintada de blanco y bastante grande. Seguí a Steban, y nos encontramos tras la casa. Nos sentamos en el verde pasto y luego Steban empezó:

-Cambiemos las reglas pregúntame todo lo que quieras y, luego preguntaré todo lo que yo quiero a ti.

-Bien-dije-¿Qué eres? Un licántropo o un hombre lobo.

-Un licántropo-contestó audaz.

-¿Cuál es la diferencia?

-Un hombre lobo es un hombre que a la luz de la luna se transforma en lobo por la noche y al amanecer no recuerda nada. Yo, en cambio, puedo transformarme cuando quiera.

¿Cuándo quiera? Pensé.

-¿Es difícil transformarse?

Desde niña siempre creí que los hombres lobo se trasformaban cuando quisieran, nunca me creí eso de Hollewood.

Steban era como mi ángel, como un ángel incomprendido, se lo veía en sus ojos, esos tan tiernos pero tan difícil de alcanzarlos. Era mi ángel inalcanzable.

-Al principio solo te transformas cuando pierdes el control, luego solo practicas hasta que te sale…

Perder el contról. Pensé.

Los licantropos son como perros gigantes, o esa había sido la descripción de Ben.

-¿Cómo pierdes el control?-pregunté asustada.

-Como en la otra noche-sus ojos se volvieron de repente tristes y apenados. Su soledad era inmensa.

Mi "tía" siempre me decía que tenía el don de ver, osea que cuando alguien esta triste, ve con ternura a alguien o esta feliz siempre se nota.

Vi esa expresión en su rostro culpable. Ese recuerdo era casi doloroso para él. Intente cambiar de tema.

-¿Cuándo te distes cuenta de lo que eras?

-Soy nuevo. Solo llevo 4 meses, así que para mí es muy fácil perder el control…

-y… ¿Envejeces?-pregunté tímida.

-Si, pero solo si no aprovechan su "potencial"-remarcó es apalabra con odio.

-¿Cómo es la cosa?-pregunté confundida.

-Veras-me dijo- depende de cuan a menudo me transforme. Si me transformo me verás igual que siempre y si no... Podré envejecer como los demás.

-Eso es… interesante-hice una pausa devido a que me quedé viendo sus ojos-Y ¿Tienes una manada?

-Si-dijo.

-¿Quién es el líder?

-Mi hermano mayor.

-Creo que eso era todo-dije levantando y derramando mis brazos.

-Entonces…-dijo-OH, por el amor de todos los santos…

Suspiró.

-¿Qué pasa?

Empecé a temblar, sentía como alguien se aproximaba con furia por un lado y por el otro extremo pasos poderosos se aproximaban.

-Mis hermanos y tus hermanos nos buscan-dijo casi sudando.

-¿Por qué nos buscan?

-Porque no podemos estar juntos.

Eso no podía creerlo, ¿tanta era su rivalidad como para no dejarnos solos? Eso era muy injusto. Es como Romeo y Julieta, solo que espero que estos modernos Romeo y Julieta no terminen como ellos.

-Y por que no podemos estar juntos-me quejé furiosa.

-No lo entiendes…-dijo levantándose de golpe-somos enemigos naturales.

-¿Por qué?

-Que Luna y tus hermanos te lo expliquen, ahora tenemos que escondernos.

Asentí y en puntillas de pies nos dirigimos asía un lado obscuro del bosque, donde las sombras nos devoraban sin piedad. Me pegué a Steban sin querer, o tal vez si.

Steban me guío asía un lugar donde unos pequeños rayos de sol atravesaban las ramas. Ese lugar tenia un pequeño río donde pequeñas ranas y renacuajos habitaban allí.

Cuando subimos a una copa del árbol nos encontramos con una vergonzosa sorpresa. La manada de Steban estaba mirándonos, todos con los brazos cruzados y echando humo por la cabeza.

-Ho...-logré pronunciar.

Todos me ignoraron y se enfocaron en Steban con preocupación y furia. El mas grande de ellos, seguramente era el hermano de Steban, eran tan parecidos. Su única diferencia era que los ojos de su hermano eran verdes en cambio los de Steban eran verde azulados.

Esto era muy incomodo... tanto como para Steban como para mi. Nos habíamos quedado paralizados, seguramente iba a resultar herida.

Uno de sus hermanos me miro con una cara de odio, tuve que desviar la mirada. Era imposible verla. Desvié la mirada al suelo.

-Bájate-logró pronunciar su hermano mayor.

Poso sus manos en el tronco y se empujó con fuerza hasta quedar en el suelo sobré pie. Que pesa que no me anime a ver los ojos de el, no sabia que sentía.

Steban me miró una ultima vez mientras se iba por las sombras.

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